La edad
Los años que tiene una mujer es uno de los aspectos más determinantes en el momento de iniciar el proyecto de buscar un embarazo. La edad en la fertilidad apremia más en las mujeres que los hombres, ya que a partir de los 35 años la calidad y cantidad de óvulos desciende de manera ininterrumpida. Una mujer de 30 años tiene un 75% de posibilidades de quedarse embarazada, mientras que con 35 el porcentaje baja hasta el 66%.
Esta tendencia descendiente continua propicia acelerar la búsqueda de apoyo médico en el caso que no se consiga quedarse embarazada. En mujeres menores de 35 años se aconseja dar un margen de un año manteniendo relaciones sexuales sin protección con la pareja antes de acudir a un especialista, pero a partir de esta edad el tiempo de espera recomendado es de medio año.
En la sociedad actual retrasar el proyecto de maternidad es muy habitual. Ya sea por proyectos laborales o personales, el momento en que se decide empezar a buscar el embarazo se pospone y, en ocasiones, se quiere abordar esta etapa demasiado tarde. Si se es consciente de esta situación y se tiene planificado cuando llegará el momento, una opción muy interesante para allanar el camino es la vitrificación de óvulos.
En los casos en los que se busque el embarazo con menos calidad ovárica, además de dificultar que el proceso finalice con éxito, en caso de conseguirlo también hay mayor riesgo de malformaciones genéticas, teniendo más posibilidades de tener un embarazo de riesgo.
¿En qué afecta la edad a la fertilidad?
La edad es uno de los factores que más influyen en la fertilidad de una mujer. Con el estilo de vida actual, en el que las prioridades antes de los 30 a menudo se centran en la carrera profesional o en eludir cualquier gran responsabilidad, se ha retrasado la edad del primer embarazo. Se considera que con 30 años se ha conseguido la estabilidad profesional y económica necesaria para dar el paso.
Si en la década de los 80, de media, la mujer tenía el primer embarazo a los 28 años, hoy esta cifra ha pasado a ser de 32 años. El aplazamiento del proyecto de maternidad aumenta las posibilidades de tener dificultades para conseguirlo. A partir de los 30 años la fertilidad de la mujer empieza a disminuir levemente y a partir de los 35 el declive de la fertilidad empieza a ser más acusado.
Así, cada vez es más frecuente que las mujeres se encuentren en edades avanzadas, intentando quedarse embarazadas de forma natural sin conseguirlo, necesitando la ayuda de la reproducción asistida para lograrlo. El problema es que muy a menudo las mujeres no son conscientes de esta situación hasta que ya es tarde, llegando a un punto que, a pesar de encontrarse en edad fértil, necesitan ayuda.
Esta es una situación que, con previsión, tiene una solución práctica y sencilla, la congelación de óvulos, un método que permite almacenar los óvulos en el momento en el que cuentan con más calidad para poder ser utilizados por la mujer cuando se considera que ha llegado el momento. En CIRH tenemos un programa especializado en este tratamiento, Timefreeze, que ofrece la posibilidad de conservar la calidad de los óvulos para usarlos más tarde.
¿Cómo es el embarazo en mujeres mayores de 35 años?
Si el aplazamiento del proyecto de la maternidad se alarga hasta los 35 la predisposición a sufrir alteraciones en la ovulación es mayor, problema que dificulta el embarazo. En condiciones normales y al cabo de un año de mantener relaciones sin protección, una mujer de 30 años conseguirá el embarazo en el 75% de los casos; mientras que a partir de los 35 esta probabilidad disminuye hasta el 66%.
A esta edad el cuerpo no está tan preparado como antes de los 30, perdiendo calidad y cantidad de óvulos, a pesar de tener una menstruación regular. Esta disminución de reserva ovárica hace que a partir de esta edad se recomiende acudir al especialista tras seis meses de mantener relaciones sexuales con la pareja sin tomar precauciones. Antes de esta edad el tiempo aconsejado antes de acudir al médico es de un año.
Con 35 años se aconseja ir antes porque el descenso de la fertilidad es constante a partir de este momento. Cuanto más tiempo se deje pasar más posibilidades hay de que haya dificultades para conseguir el embarazo y complica más la opción de poder iniciar un tratamiento con óvulos propios. En caso que no sea factible esta opción, la pareja tendrá que recurrir a una donante de óvulos.
Las mujeres que tienen su primer hijo a partir de los 35 años, según las directrices médicas, figuran en la lista de mujeres embarazadas de alto riesgo. Esto no significa que el embarazo sea de riesgo en todos los casos, pero sí que provoca una mayor posibilidad de malformaciones genéticas en el bebé.
¿La llegada de la menopausia es a los 45?
Los 45 años es la edad en la que estadísticamente se considera que puede llegar la menopausia. Esto no significa que antes sea imposible entrar en esta fase, pero en caso de que así sea, se considera menopausia precoz. La menopausia es una etapa que llega en el momento en el que la mujer deja de ovular. Esto significa que desaparece el período menstrual y que disminuye mucho la producción de estrógenos, imposibilitando el embarazo de manera natural.
A esta edad el cuerpo de la mujer empieza a experimentar más cambios y hay diferentes síntomas que indican que se ha iniciado este período. De las primeras afectaciones que puede percibir la mujer son cambios en el período, volviéndose más irregular y con mayores o menores sangrados. Los calores y sofocos son una de las causas más conocidas para el público general, acompañada de la sudoración nocturna.
Este aumento de la temperatura corporal por la noche es un aspecto añadido que dificulta el descanso, convirtiendo las noches en descansos intermitentes. Estos efectos pueden estar relacionados con cambios en los niveles de estrógenos y pueden ir acompañados de manchas rojas en el pecho, la espalda y los brazos.
La salud vaginal también se altera, con un aumento de sequedad, irritación o secreción en la zona que puede dificultar un poco las relaciones sexuales. También se hacen más comunes las infecciones vaginales o de la vejiga, comportando pérdidas.
Los cambios de humor bruscos también se relacionan con la aparición de la menopausia. No obstante, no se ha demostrado que guarden una relación de causa – efecto, sino que podría ser una consecuencia de varios de estos cambios (no descansar bien, los cambios corporales, etc.).
¿Existen otros factores ligados a la edad?
Más allá de todos estos aspectos ligados directamente con la edad, que son fáciles de prever, hay otras consecuencias del paso del tiempo más complicadas de detectar. A medida que la mujer cumple años también aumenta el riesgo de algunos problemas que pueden agudizar los problemas de fertilidad.
Para empezar, se incrementan las probabilidades de alteraciones cromosómicas que pueden provocar que el futuro bebé tenga afecciones como el síndrome de Down. Si bien es cierto que el porcentaje de casos tampoco es importante, hay más riesgo de que suceda una alteración de este tipo. Estas alteraciones también pueden ser la causa de abortos espontáneos o de que el desarrollo embrionario no sea correcto y se interrumpa el embarazo antes de finalizar.
Los fibromas uterinos también son más comunes a medida que la mujer se hace mayor, aunque esté en edad fértil. Son tumores no cancerosos formados por células musculares lisas, fibroblastos y otros materiales que crecen dentro o sobre la pared del útero o la matriz. Lo mismo pasa con las afectaciones relacionadas con las Trompas de Falopio, básicas en el proceso de ovulación y en el transporte de los espermatozoides hasta la fecundación.
La endometriosis es otra enfermedad que se agudiza con el paso del tiempo y que dificulta el objetivo de ser madre. Esta afectación provoca la creación de un tejido muy parecido al del revestimiento del útero en otras zonas del cuerpo.
Si quieres más información sobre otros aspectos que pueden provocar problemas de fertilidad femenina y las pruebas con las que el equipo médico puede detectarlos entra aquí.
La edad en la fertilidad de la mujer es un aspecto muy determinante. Esta es la principal conclusión que se puede sacar de todo lo que hemos explicado. Aunque también es cierto que está en las manos de la mujer minimizar los posibles efectos adversos del paso del tiempo. La previsión es una variable muy importante, que puede facilitar mucho la futura fertilidad.
Si una mujer tiene previsto retrasar el proyecto de la maternidad, lo mejor que puede hacer es vitrificar sus óvulos. De esta manera puede conservar la calidad de sus óvulos en su mejor momento, pudiéndolos usar posteriormente con un tratamiento de fertilidad, multiplicando las opciones de éxito.
La disminución de la capacidad fértil de la mujer a partir de los 35 años es constante, y como más tiempo pase las posibilidades de quedarse embrazada de manera natural se minimizan. Tanto es así que, a partir de esta edad se reduce a la mitad el tiempo que los médicos dan de margen para intentar conseguir el embarazo de manera natural.
A partir de cierta edad también se añade el riesgo de poder sufrir menopausia precoz (antes de los 45 años), que todavía dificulta más el proceso del embarazo. En este momento desaparece el período menstrual de la mujer y la producción de estrógenos experimenta un descenso importante. Hay varios síntomas que pueden servir de alerta, como ciertos cambios en el período, tanto de periodicidad como en el sangrado, calores y sofoques, dificultades para descansar, cambios de humor bruscos i alteración en la salud vaginal.
A todas estas complicaciones provocadas por el paso del tiempo hay que añadir la agudización de otros problemas que ya pueden estar presentes pero que aumentan exponencialmente su impacto. Estos son algunas enfermedades como la endometriosis, la aparición de fibromas uterinos o las afectaciones a las trompas de Falopio.
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