Como explicamos a La Vanguardia esta semana, el reloj biológico también corre para el hombre.
El semen pierde calidad año tras año por hábitos como el tabaco, el alcohol o las drogas, por estilos de vida que conllevan estrés u obesidad y por la exposición a la contaminación atmosférica.
El 40% de casos de infertilidad que registran las parejas son atribuibles únicamente a la mala calidad del esperma.
Hay un consenso científico a la hora de señalar cuál es el factor más importante que está contribuyendo a aumentar los problemas de fertilidad de las parejas: la edad de la mujer. Por causas socioeconómicas -crisis económica, falta de estabilidad laboral, desarrollo profesional, etc.- las parejas demoran cada vez más la decisión de tener hijos, lo que contribuye a que haya más embarazadas de edad avanzada (mayores de 35 años). Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el promedio de edad a la que las mujeres españolas son madres por primera vez ha ido en aumento en los últimos años. Y ya ha alcanzado la cifra histórica de 32 años.
Sin embargo, la relevancia de la edad de la mujer deja demasiado a menudo en segundo plano la incidencia de la infertilidad masculina, un fenómeno que también va a más. Actualmente, se estima que el 40% de los casos de infertilidad son atribuibles a problemas con el varón. Otro 40% son por problemas exclusivos de la mujer y, el 20% restante, por causas “mixtas”. Pero el “factor masculino” tiende a ser cada vez más clave, por fenómenos constatados como la tendencia a la baja en la calidad del semen.
“En Europa, la calidad del semen ha disminuido un 50% en medio siglo, un 1% cada año”, asegura el doctor Mario Brassesco, director médico del Centro barcelonés CIRH. De hecho, la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) ha rebajado en los últimos años el listón de algunos parámetros exigidos para considerar un semen “normal” (lo que se conoce como normozoospermia). En los años 90 consideraba “normal” una concentración de 40 millones de espermatozoides por mililitro, pero la cifra se rebajó a 15 millones en 2010.
Causas de infertilidad masculina
Las causas de la infertilidad masculina son múltiples. Algunas no son controlables para el paciente, como las genéticas o las derivadas de patologías -varices en los testículos, infecciones, etc.- que requieren de tratamiento médico. No obstante, hay agentes nocivos contra los que sí puede luchar.
Según señala el doctor Brassesco, está demostrado por varios estudios que el tabaco, el consumo -no moderado- de alcohol, de drogas como el cannabis y de determinados fármacos disminuye la calidad del semen. Asimismo, la obesidad, el sobrepeso y una mala dieta -pobre en antioxidantes- también perjudican.
Los factores medioambientes también influyen
A estas causas, hay que añadir la exposición a toxinas medioambientales fruto de la contaminación atmosférica que provocan la industria, los medios de transporte y la actividad urbana. Además, por las mutaciones que se producen normalmente en el testículo, en los hombres de más edad, se incrementa el riesgo de algunas enfermedades como la esquizofrenia, autismo, síndrome de Down, etc.
“En el caso del hombre, cuánto más sana es la alimentación, menos tóxicos ingiere, y acompañado de un ejercicio físico moderado, mejor será el semen. Sin embargo, hay casos como los genéticos, infecciosos, etc. que por más que se tenga un estilo de vida saludable, es más difícil encontrar respuesta en el tratamiento”, señala Brassesco. En cuanto a la alimentación, también cabe tener en cuenta el impacto de los conservantes, colorantes, pesticidas y productos tóxicos que pueden llevar algunos productos.
La edad en fertilidad es el factor más importante
El director médico del CIRH también hace especial hincapié en el factor edad, generalmente eludido en el caso del varón. El reloj biológico también corre para el hombre en relación a su fertilidad. De hecho, la calidad del semen desciende en torno a los 30 años, según estudios recientes. “La calidad del esperma de un hombre también disminuye con la edad”, señala Brassesco. Entre otras causas, porque a medida que el hombre se hace mayor, se expone a más toxinas medioambientales y a otros agentes que pueden conducir a cambios en el ADN espermático.