Infertilidad femenina y pruebas médicas para ella
Los problemas de fertilidad son mucho más comunes de lo que la gente se puede imaginar. Cada vez más parejas tienen dificultades para conseguir un embarazo, ya sea por un problema de ella o de él. Para identificar el problema de fertilidad de la pareja es importante realizar diferentes pruebas con un especialista, y en esta ocasión repasaremos las pruebas médicas para ella.
Las causas de infertilidad femenina pueden ser muy diversas, más allá de la conocida por la mayoría, la edad. Si la situación es esta, con previsión, la solución está en las manos de la mujer. Para mantener las posibilidades de ser madre en un futuro con óvulos propios la mejor opción es optar por la congelación de óvulos.
Los problemas de fertilidad pueden aparecer por enfermedades del ovario o el útero (en algunos casos hereditarias, debido a anomalías genéticas o cromosómicas). La más común de éstas, aunque no por ello es lo conocida que debería ser, es la endometriosis, enfermedad que muchas mujeres sufren sin saberlo. Alteraciones en la capacidad ovulatoria, anomalías en las Trompas de Falopio o patologías como la menopausia precoz son algunos de los ejemplos que pueden dificultar el objetivo de la maternidad.
Debido a esta diversidad es importante pedir visita con un especialista y realizar todas las pruebas necesarias para poder detectar el problema. Una vez se haya conseguido identificar cual es la causa de la infertilidad, el equipo médico podrá orientar a la paciente hacia el mejor tratamiento posible para su caso.
¿Qué es la infertilidad femenina?
Actualmente, casi 2 de cada 10 parejas tienen dificultades para conseguir el embarazo. En todos los casos, es muy importante realizar un correcto diagnóstico mediante la realización de algunas pruebas médicas, que nos ayudarán a indicar el tratamiento de reproducción asistida adecuado.
La infertilidad afecta prácticamente por igual al hombre y a la mujer. En 3 de cada 10 casos, además, son los dos miembros de la pareja los que tienen algún problema que les dificulta conseguir el embarazo. En CIRH preferimos hablar de causas de infertilidad de la pareja, puesto que, en cualquier proceso relacionado con la fertilidad durante la búsqueda del embarazo, los dos miembros se van a ver involucrados.
Cuando los problemas de fertilidad aparecen por un factor femenino se perciben por una anovulación, que imposibilita la gestación, o bien la no evolución del embarazo. En ocasiones el óvulo puede haber llegado a ser fecundado pero, por alguna razón, el embarazo no consigue finalizar en el deseado nacimiento, ya sea por un fallo de implantación u otras causas.
La infertilidad se puede diferenciar en dos tipos, la primaria, que son los casos en los que la mujer nunca ha podido ser madre, y la secundaria, que son los casos en los que después de haber sido madre en una ocasión, el segundo hijo no llega por problemas de fertilidad.
En cualquier caso, es fundamental la implicación por igual del hombre y de la mujer durante todo el proceso. Ambos van a realizarse análisis y pruebas para encontrar una solución lo antes posible y poder dar un paso más hacia el sueño de ser padres.
¿Cuáles son las causas de la infertilidad en la mujer?
En el caso de una mujer, los motivos relacionados con la dificultad para conseguir el embarazo pueden tener relación con distintos factores, de tipo ovárico, genético, tubárico, uterino, etc. Aún así, cada vez hay más casos en lo que el problema principal es la edad. A partir de los 35 años la calidad ovárica de una mujer desciende de manera notoria y, con el ritmo de vida habitual que llevamos hoy en día, muchas mujeres llegan a esta edad sin haber iniciado el proceso de la maternidad.
Este es un problema que hay que abordar con margen de tiempo. En estos casos, se puede prever la demora en el tiempo del proyecto de la maternidad por lo que, en el caso que así sea, lo más recomendable es optar por la congelación de óvulos. En CIRH contamos con nuestro programa de congelación de óvulos, puedes informarte aquí.
Además de esta variable debido al paso del tiempo, hay varias enfermedades del ovario o el útero (algunas son hereditarias, debido a anomalías genéticas o cromosómicas) que pueden afectar a la fertilidad de la mujer. La endometriosis, por ejemplo, afecta a casi la mitad de las mujeres que tienen problemas para gestar un embarazo. Provoca fuertes dolores pélvicos y menstruales.
Una anomalía en la estructura uterina o la aparición de un factor tubárico también son un problema que puede dificultar el objetivo de ser madre. Cualquier anomalía en las Trompas de Falopio puede provocar infertilidad.
Si nos centramos en los problemas ováricos podemos encontrar el síndrome de ovarios poliquísticos, frecuente en los casos en los que la mujer no consigue ovular, o la menopausia precoz (cuando aparece antes de los 40 años).
¿Qué tipos de pruebas médicas hay para ella?
La reproducción asistida ha ayudado a miles de mujeres de todo el mundo a conseguir su deseado embarazo. El primer paso, muy importante, antes de iniciar el tratamiento, es realizar algunas pruebas médicas para poder analizar los resultados y que el equipo médico pueda elegir el tratamiento más adecuado para cada caso.
Como hemos comentado antes, hay diferentes factores que pueden ser la causa del problema de fertilidad. Por este motivo, en todos los casos es necesario realizar un completo análisis que incluirá algunas de las siguientes pruebas médicas.
Un análisis hormonal, con el que se estudian las hormonas más implicadas en la reproducción, llamadas FSH (foliculoestimulante) y LH (luteinizante) o la HAM. Esta información nos permite conocer el número de óvulos de los que dispone una mujer y saber con mayor exactitud cuál es su capacidad para ovular.
Una ecografía es otra prueba muy común y que ofrece mucha información al equipo médico. Permite ver la forma del útero y el estado del endometrio (la zona donde los embriones se van a implantar). Con esta imagen se pueden descartar patologías que dificulten la implantación del embrión, como la endometriosis. Se evalúan también los ovarios, incluyendo un recuento de folículos antrales que nos ofrece también una idea del estado de la reserva ovárica.
La histersalpingografía, también llamada radiografía de trompas, es una prueba que, realizada 3 o 4 días después del sangrado menstrual, nos permite ver la forma interna del útero y de las trompas y saber si éstas están obstruidas o son permeables.
Por último, con una histeroscopia se consigue diagnosticar y solucionar malformaciones en el útero, como pólipos o miomas que dificultan el embarazo. Esta prueba no se realiza rutinariamente, sólo en aquellas mujeres en las que se sospecha alguna malformación uterina. Según cada caso, este examen se realizará con anestesia local o general.
¿Qué determinan las distintas pruebas médicas?
La realización de estas pruebas médicas es muy importante para poder dictaminar el origen del problema de fertilidad. Como hemos visto, con estas pruebas se pueden analizar una gran variedad de aspectos que afectan a la fertilidad femenina. Los niveles hormonales de la mujer, la calidad de los óvulos o el estado del aparato reproductor. No siempre se deberán realizar todas las pruebas que existen. El médico especialista será el que aconseje qué pruebas deberá realizar la mujer.
En función de los resultados los especialistas pueden determinar qué tratamiento es el más idóneo para conseguir ser madre. A falta de valorar la capacidad fértil de la pareja masculina (en caso de haberla) los resultados obtenidos con estas pruebas pueden ayudar a descartar o considerar determinados tratamientos.
Para decidir cuál es la mejor opción para cada paciente una opción a evaluar es la necesidad de contar con una donante de óvulos para conseguir el embarazo. Esta variable se considera necesaria en función de la edad de la paciente y también en los casos en los que exista un fallo ovárico.
Aquellas mujeres que ya cuenten con algunas de estas pruebas hechas recientemente (ya sea alguna de las que hemos indicado aquí u otras que puedan ayudar al equipo médico a dilucidar qué tratamiento puede ir mejor) pueden entregarlas a nuestro equipo médico. Así, facilitarán el análisis personalizado de su caso y también permitirán a los especialistas avanzar en el prediagnóstico y poder iniciar el tratamiento con más rapidez.
Las múltiples causas que pueden provocar infertilidad femenina hacen que exista una gran variedad de pruebas médicas para ellas. Poder contar con diferentes valores como resultados de exámenes ofrece a los especialistas la posibilidad de ser más precisos en el diagnóstico de cada caso y, así, poder decidir con mayor exactitud qué tratamiento es el más indicado para cada paciente.
Las pruebas previas al inicio de un tratamiento son muy importantes ya que, como hemos destacado, ofrecen una gran cantidad de información al equipo médico. En el caso en el que la mujer tenga algún problema de fertilidad muchas de las pruebas se centran en los ovarios y el útero.
A través de ellas se puede realizar un análisis hormonal para evaluar las hormonas FSH y LH y obtener información sobre la capacidad para ovular de la mujer. Con una ecografía también se puede obtener información relevante sobre la reserva ovárica, además de observar el útero y el estado del endometrio. La histeroscopia ofrece también información sobre la cavidad uterina permitiendo detectar malformaciones que pueden afectar a la capacidad de conseguir un embarazo.
Las Trompas de Falopio juegan un papel muy importante en el proceso de conseguir un embarazo, por lo que el análisis de su estado también puede ayudar a desestimar diagnósticos previos. Con una radiografía de trompas se puede conocer su estado con gran exactitud.
Cuando el equipo médico ha establecido si la paciente puede iniciar un tratamiento con sus propios óvulos o necesita una donante (en los casos de fallo ovárico o cuando la paciente tiene cierta edad), el especialista puede ir precisando qué posibilidades de tratamiento tiene la paciente. Las técnicas de reproducción asistida han aumentado las posibilidades para ser madre y, para conseguir el éxito, es importante seleccionar bien el tratamiento a seguir. Por esto es tan importante la personalización del caso de cada paciente.
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